miércoles, 9 de septiembre de 2009

El guardian.

Conozco esos ojos, esa búsqueda. Los conozco desde que tengo uso de razón. Conozco esa suspicacia, ese juego de la caza y el engaño, esa disposición a mentir con tal de dar con la presa. El engaño que es como esconderse, a la espera, escudriñando, pendiente de lo más minimo que te facilite el ángulo de ataque y entrada, y sorprender a tu objetivo. El acercamiento sigiloso, como despreocupado, a veces amigable, como uno más en la marabunda, y no eres uno más, eres un cazador. En eso te has convertido, y te veo.

Quisiera ayudarte, ese no es el camino. El que se enfrenta a un monstruo se acaba convirtiendo en otro monstruo. Quisiera cambiar el enfrentamiento por el afrontamiento. Ese es parte de mi trabajo, y me queda casi todo por hacer.
Quisiera decirte que te veo, y que tengas cuidado, que te cuides, tu camino es peligroso para ti. Ya no confias en nadie, y es por esto que estas dejando de ser un guardian. Tu labor puede ser realmente hermosa, hacerte prosperar y crecer, pero te está absorviendo el sin sentido y la inconsciencia. Como el comercial sin escrupulos que vende lo que sea a quien sea si puede, tu has de tener una pieza, tu trabajo ya no es guardar a los otros, se ha convertido en buscar entre los tuyos a una presa.

Caminas buscando, escaneando, y tu cuerpo esta cansado aunque tu no lo escuches, porque desde que te levantas solo piensas en todos los enemigos, en todas las piezas que hay sueltas, piezas peligrosas, escurridizas, a las que buscar y dar caza.

Te deseo lo mejor, que encuentres luz, y poder seguir llamándote guardian.