miércoles, 5 de mayo de 2010

Despedida.

Nunca hablaba de si, aunque siempre fuera sincero. Al irse, despues de reir en silencio, saludó recio, con la mano recta en la frente, y ofreció estrechar la del más antiguo del habitáculo. Sus ojos estaban desnudos, no quería saber de más guerras, y sin embargo, el honor y la hermandad del combate le acompañaban.

1 comentario:

Belén dijo...

Normalmente el que se despide si sabe que se va y lo ve natural...

eso es una envidia...

Besicos