Bienvenidos reyes y bufones, doncellas y eunucos, policías y ladrones...cómo me gustaba ese juego, nunca me cogían, corría que volaba como el viento y esquivaba a todos.
Prometo volver a volar como el viento. ¿Por qué nos cortamos las alas cuando otros no pueden volar? Volar alto, en piruetas elegantes y veloces, un artista de la pista (donde corría, en el colegio)...y del aire.
Los artistas a menudo se vuelven adictos al público, a su baile, a su escucha, a su vista, a su goce, a su uso del ofrecimiento que hacen o a su revuelta interna, a su aprovación en forma de aplauso o a su atención consciente en el mensaje.
El mundo del arte a menudo está vacío, tan vacío como el del taxi o los conserjes, doliente de angústia y soledad como puede ocurrirle a una puta o a un contable, lleno de anhelos y necesidades ocultas a los críticos y público.
El arte es maravilloso, omnipresente, bullente en toda persona abierta, curativo, liberador, comunicativo, la herramienta consciente del inconsciente, unificador, autónomo. Va de la mano de las habilidades, intenciones y experiencias de cada cual.
Hacer arte de algo es alcanzar de algún modo un estatus vital en aquello que se hace, tener plenitud vital a lo largo de la acción que se realiza, la acción como un fin en sí misma, como vivir.
Que arte tiene mi madre haciendo tortillas. Cuando era muy pequeño la vi bailar y no se me olvida. Que arte tenía cuando la ví bailar.
Prometo ayudar a crecer las alas ajenas y las mías, y volar.
Hace 2 días